¿De qué hablamos cuando hablamos de Soberanía Alimentaria?
La perspectiva de la Soberanía Alimentaria implica un posicionamiento ético, político, social, económico, educativo y de salud al servicio de las necesidades y los derechos de los pueblos. Pone sobre la mesa el derecho a decidir cómo nos alimentamos, conocer de dónde vienen nuestros alimentos y participar en la definición de nuestras propias políticas alimentarias, para lograr acceder a una alimentación inocua, nutritiva y culturalmente apropiada de manera autosustentable. De esta manera, se adopta la concepción de agroecología que es un modo de producción que contempla las dimensiones ecológica, socioeconómica, sociocultural y política, proponiendo alternativas integrales y sustentables.
En este sentido, desde la RIEPS entendemos que trabajar con una perspectiva de derechos significa generar espacios individuales y colectivos que favorezcan procesos de reflexión y reclamo, permitiendo construir una perspectiva de salud integral que incluya la satisfacción de las necesidades de alimentación, vivienda, trabajo, educación, cultura y ambiente (Ley 153, 1999). Es por ello que no podemos pensar en el derecho a la salud integral sin reconocer el derecho a la alimentación.
El mismo fue consagrado en 1948 en el artículo 25 de la Declaración Universal de Derechos Humanos. La Organización de las Naciones Unidas (ONU) adoptó distintas medidas con el fin de promover que los Estados garanticen las condiciones necesarias para que nadie padezca hambre, entre ellas, el nombramiento de un Relator Especial que definió este derecho como:
“El derecho a tener acceso, de manera regular, permanente y libre, directamente o mediante compra con dinero, a una alimentación cuantitativamente y cualitativamente adecuada y suficiente, que corresponda a las tradiciones culturales de la población a que pertenece el consumidor y que garantice una vida psíquica y física, individual y colectiva, libre de angustias, satisfactoria y digna.” (Ziegler, 2003 como se citó en de Loma-Ossorio, 2008, p. 4).
¿Por qué consideramos necesario hablar de Soberanía Alimentaria?
Porque el modo actual de producción agroalimentario continúa generando un problema de disponibilidad y calidad de la alimentación y la salud en general. Esto responde a la lógica capitalista del mercado de explotar cada vez más bienes naturales concibiéndolos como mercancía, conduciendo a su agotamiento y generando consecuencias socioambientales que afectan la biodiversidad. Según De Gorban (2015), los efectos sobre la salud de las poblaciones pueden clasificarse en dos: los que producen enfermedades por contaminación (a causa del uso desmedido de agrotóxicos y la producción de transgénicos) y los que se generan a partir de la ingesta de alimentos ultra-procesados en el marco del modo de producción agroindustrial (productos que se elaboran conteniendo poco o nada de alimentos enteros, sobras de carne, aceites y grasas, azúcar, harinas, proteínas y otros a los que se adicionan conservantes, saborizantes, aromatizantes, se los presenta en envases coloridos y atrayentes, preparados para consumir de inmediato, en porciones pequeñas o individuales, para que tengan mayor duración y sean similares a los productos que se consideran básicos).
Ante esto, distintos organismos internacionales y gobiernos locales demostraron interés y se comprometieron a garantizar el acceso a la cantidad y calidad de los alimentos necesarios para llevar una vida saludable y reducir el hambre y la desnutrición (Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación, 2004). A partir de esta idea, surge el concepto de Seguridad Alimentaria centrándose en que estén los alimentos disponibles pero sin problematizar las formas en que se producen y su calidad nutricional.
En respuesta, desde la Vía Campesina (movimiento internacional que coordina organizaciones de campesinxs, pequeñxs y medianxs productorxs, mujeres rurales, comunidades indígenas, trabajadorxs agrícolas emigrantes, jóvenes y jornalerxs sin tierra) se comienza a construir el concepto de soberanía alimentaria en diferentes espacios colectivos de las organizaciones campesinas. El mismo concibe a los alimentos, la agricultura, el medio ambiente y la diversidad cultural como elementos entrelazados y amplía la definición incluyendo la perspectiva de derechos humanos en relación a la forma en la que las personas y los países interactúan en el mercado y la producción agrícola.
La perspectiva de soberanía alimentaria concibe a los alimentos, la agricultura, el medio ambiente y la diversidad cultural como elementos entrelazados.
Por ello, desde esta perspectiva cuando hablamos de alimentación no nos referimos nada más al hecho biológico o “natural”, sino que también lo consideramos un acto social investido de sentidos, representaciones sociales y significados particulares. Es un hecho multidimensional dado en cada comunidad de una manera singular y dinámica. Dicho posicionamiento nos lleva a abordar la alimentación interdisciplinariamente, ya que hacerlo desde una única disciplina se convierte en un reduccionismo que impide la comprensión de las prácticas alimentarias en su complejidad.
Celebración de la Pachamama, gran fiesta tradicional en la que se ofrendan alimentos y bebidas, al tiempo que se agradece por buenas cosechas y fecundidad para los rebaños.
En este sentido, la perspectiva de la soberanía alimentaria posibilita la transformación de las prácticas y el posicionamiento hacia el derecho a la salud integral.
Para profundizar esta temática, la cohorte de residentes 2020-2021, como parte de los objetivos de formación de la RIEPS, realizaron un trabajo en conjunto e integrador del Seminario-Taller “Salud Pública/ Salud Colectiva, APS, Educación y Promoción de la Salud: Tensiones en su articulación teórico-práctica”. Para ello caracterizaron esta perspectiva identificando debates y tendencias que atraviesan el campo de la salud.
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