Voces en el campo: Educación para la Salud como campo y práctica científica

Continuando con los debates que recogimos durante el “II Congreso Internacional y IV Congreso Nacional de Promoción y Educación para la Salud”, nos interesa dar cuenta de los intercambios en torno a los aportes de la Educación para la Salud en el campo de la salud. Para esto entrevistamos a algunos referentes de distintas áreas de intervención vinculados a la Educación para la Salud (EpS); docentes de la carrera de Educación para la Salud (Universidad Nacional de Jujuy-UNJu-); integrantes de distintos programas y efectores de salud; y referentes teóricos del campo. En este caso, problematizaremos acerca de algunas perspectivas de trabajo en las prácticas de la EpS. 

Partiendo de una definición de la Educación para la Salud que la caracteriza “como un campo de saberes y prácticas que busca favorecer procesos de autonomía de las personas para el bienestar individual y colectivo”, pudimos identificar en los relatos de los distintos entrevistados, algunas cuestiones que iluminan y llenan de contenido tal conceptualización.


Carlos González Pérez* resalta la importancia que tiene la EpS en aproximar dos ámbitos, que en muchas ocasiones se encuentran seriamente distanciados: uno muy profesionalizado y especializado que es el de la investigación en el campo de la salud con otro referido a los conocimientos que posee la comunidad acerca de sus procesos de salud-enfermedad-atención-cuidado (PSEAC). En relación a esto, considera que es necesario un proceso de traducción entre saberes especializados, provenientes del ámbito de la academia, a otros más amplios, de uso cotidiano por parte de la población. Al referirse a tales procesos de traducción, valoriza la posibilidad de democratizar el conocimiento, facilitando su acceso para la sociedad en su conjunto.

A partir de esto, reconocemos la importancia que tiene el acceso a la información en la promoción de los procesos de participación de las personas. Es decir, al favorecer la disponibilidad de la información, y así la opinión e intervención en los espacios en los que cada uno se inserta, se contribuiría al fortalecimiento de la autonomía de las personas y, de esta manera, se alcanzarían mayores niveles de salud.

No obstante, nos parece relevante destacar que en el diálogo entre distintos tipos de conocimientos, sean valorizados y jerarquizados los saberes que posee la comunidad. Es decir, que la participación de la misma sea real, incorporándose en todas las etapas del abordaje de los PSEAC promoviendo, de esta manera, que el diálogo entre ambos tipos de saberes sea bidireccional.

En consonancia con esta idea, Carlos Pérez introduce un signo de alarma en torno a que, en muchos de los espacios de intercambio académicos (por ejemplo, en congresos científicos), los referentes teóricos tienden a cerrarse en sí mismos y generan un diálogo que no incorpora los saberes y preocupaciones de la comunidad:

“Ahí radica incluso una cuestión hasta ética de los profesionales o los académicos, quienes tenemos que tratar de encontrar espacios de divulgación y encuentro, los cuales retroalimentan nuestras prácticas. Porque si sabemos cuáles son las necesidades concretas de la sociedad o sabemos qué es lo que la sociedad entiende de lo que estamos haciendo, podemos reformular objetivos. Me parece que esa lógica conviene y potencia la relación entre lo académico y la comunidad.”

Por último, sumamos la mirada de otro referente en el campo para enriquecer los debates en torno a esta temática. En el caso de Ignacio Bejarano**, destaca un aspecto que hace a la modalidad de trabajo dentro de espacios de EpS y a los aportes que desde allí se pueden realizar al campo de la salud.

“No centrarse solamente en cuestiones que están relacionadas a la enfermedad y a lo biológico, sino que hay que comenzar a abrir la cabeza para comenzar a ver cuestiones socio-culturales que están asociadas justamente a la presencia de estos problemas.”

Así, en esta definición se incluye otro de los aspectos que el entrevistado destaca en las prácticas de la EpS. Insta a comprender las problemáticas sanitarias de un modo más complejo, que exceda los determinantes biológicos e individuales y que incorpore componentes históricos y culturales. 

Aquí observamos uno de los componentes que más fuertemente se tiene en consideración desde la RIEPS, que tiene que ver con la caracterización de las situaciones con las que trabajamos en los proyectos locales de un modo complejo y multidimensional. Es decir, se reconoce la necesidad de incluir en la explicación y abordaje de las problemáticas de la población los determinantes estructurales que las originan, lo que posibilita elaborar estrategias más potentes y pertinentes.

Nos parece de suma importancia que se generen este tipo de debates en torno a las prácticas y a nuevos elementos a tener en consideración cuando reflexionamos sobre los distintos ámbitos de intervención en los cuales trabajamos. En este sentido, celebramos la incorporación de diversas voces, las cuales enriquecen los debates en el campo de la salud.


* Profesor y Coordinador de la Licenciatura en Comunicación Social. Facultad de Humanidades y Ciencias Sociales. UNJu
** Docente en la Licenciatura de Educación para la Salud. Facultad de Humanidades y Ciencias Sociales. UNJu.

Entradas populares